En mi habitación doy un par de pasos lentamente, tres.
Desde la ventana observo lo que ocurre abajo, en la
realidad, y me doy cuenta de que esos hechos conforman una porción ínfima en
comparación con todo lo que podría ocurrir. Las posibilidades son enormes, pero
mi cerebro tan solo es capaz de aglutinar algunas cuantas visiones. Pienso en
esos seres que construyen proyectos mientras pasean por las calles.
Afuera. Donde el viento agita los álamos recién plantados
alrededor de la plaza principal. Donde existen los semáforos y las charcuterías.
Donde se lucen las mejores galas para parecer algo, alguien.
Nadie dijo que fuera fácil.
Imaginad una enfermedad que, gradualmente, fuese borrando
toda traza humana de los enfermos. Pues la sociedad está aquejada de ese virus
maldito.
O es la sociedad, o soy yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario