martes, 30 de octubre de 2012

Antoine de Saint-Exupéry





Tu sentido está hecho del sentido de los otros, lo quieras o no. Tu gusto está hecho del gusto de los otros, lo quieras o no. Tu acto es movimiento de un juego. Paso de una danza. Cambio el juego o la danza y cambio tu acto en otro.
Construyes tus murallas por causa de un juego, las destruirás tu mismo a causa de otro.
Porque vives no de las cosas, sino del sentido de las cosas.
 (Ciudadela)








domingo, 28 de octubre de 2012

La lengua bífida



Ya os lo he dicho: siempre es
el después del nunca

Antonio Gamoneda


Al borde del precipicio
donde el impulso abigarrado del odio
regresa a la materia y a la luz
que sustentan este lúgubre baile de sombras,
el aguacero de los instantes
heredado del silencio
alcanza el ideal de la muerte.

El tiempo casi todo lo ignora
de la verdadera devastación de su voz.

 

sábado, 27 de octubre de 2012

Rafael Pérez Estrada



AVESTRUZ NEGRA

Más que un ave es una pastosa y sucia pesadilla, porque el avestruz negra nunca ha sido vista de día. Sin embargo, algunas mujeres, que han añadido a la decoración de sus vestuarios plumas de avestruz, han sufrido la sensación en la oscuridad estrecha de sus sueños de que un animal de plumaje de sombras picoteaba sus entrañas, desposeyéndolas de la pasión de amar. Steven Merman, conocedor de la fábula, le atribuye un significado parecido a la presencia del toro en la noche de otras mujeres, haciendo la salvedad de que si aquí la bestia tiene un alto sentido erótico, en aquellas es signo de una frigidez que suple el delirio amatorio por la desmedida y, a veces cruel inclinación al lujo y al derroche.



jueves, 25 de octubre de 2012

Fernando Pessoa



290.

Las frases que nunca escribiré, los paisajes que no podré nunca describir, con qué claridad los dicto a mi inercia y los describo en mi meditación cuando, recostado, no pertenezco sino de lejos a la vida. Esculpo frases enteras, perfectas palabra por palabra, tramas de dramas se me narran construidas en el espíritu, siendo el movimiento métrico y verbal de grandes poemas con todas sus palabras, y un gran entusiasmo, como un esclavo al que no veo, me sigue en la penumbra. Pero si diera un paso desde la silla donde sepulto estas sensaciones casi perfectas hasta la mesa donde me gustaría escribirlas, las palabras huyen, los dramas mueren, del nexo vital que unió el murmullo rítmico no queda más que una saudade lejana, unos restos de sol sobre montes remotos, un viento que levantan las hojas junto al umbral desierto, un parentesco nunca revelado, la orgía de los otros, la mujer que nuestra intención nos dice que miraría hacia atrás y que no llega a existir nunca.

            Proyectos los he tenido todos. La Ilíada que compuse tuvo una lógica estructural, una concatenación orgánica de epodos que Homero no podía conseguir. La perfección estudiada en mis versos no consumados en palabras deja pobre la precisión de Virgilio y sin vigor la fuerza de Milton. Las sátiras alegóricas que hice excedieron todas ellas a Swift en la precisión simbólica de los particulares exactamente ligados. ¡Cuántos Verlaines fui!

            Y siempre que me levanté de la silla donde, a decir verdad, estas cosas no fueron soñadas en absoluto, viví la doble tragedia de saberlas nulas y de saber que no todas fueron sueño, que algo quedó de ellas en el umbral abstracto de yo pensar y ellas ser.

            Fui más genio en los sueños y menos en la vida. Mi tragedia es esta. Fui el corredor que cayó a un paso de la meta, tras haber ocupado la primera posición durante toda la carrera.
(Libro del desasosiego)




miércoles, 24 de octubre de 2012

César Dávila Andrade


ATEMPORAL



Ninguna hora. Caminantes y confines
del espacio marchan sin ser,
unidos en lo blanco,
tocados por el tictac de las cosas totales.
No pueden dividir el «somos» ni la respiración.
Piensan en las oportunidades
y en esos claros entre dos obstáculos,
como en un hipo de la voluntad.
No saben que hay un río
que va de las nociones a la Nada.
Sus uñas tienen un declive
de pétalos,
cuando se miran los carnales vidrios
en que terminan.
Unidos,
el supremo peso sienten
de la infinita clueca
que trasmite el mismo don
a la piedra preciosa de cien cabezas.
Y, en una expansión de blancura,
caen del Tiempo y el vuelo queda en vilo,
deshecho de pretérito y futuro.



lunes, 22 de octubre de 2012

Luis Martín-Santos




"Hay ciudades tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan traídas y llevadas por gobernantes arbitrarios, tan caprichosamente edificadas en desiertos, tan parcamente pobladas por una continuidad aprehensible de familias, tan lejanas de un mar o de un río, tan ostentosas en el reparto de su menguada pobreza, tan favorecidas por un cielo espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos, tan ingenuamente contentas de sí mismas al modo de las mozas quinceañeras, tan globalmente adquiridas para el prestigio de una dinastía, tan dotadas de tesoros -por otra parte- que puedan ser olvidados los no realizados a su tiempo, tan proyectadas sin pasión pero con concupiscencia hacia el futuro, tan desasidas de una auténtica nobleza, tan pobladas de un pueblo achulapado, tan heroicas en ocasiones sin que se sepa a ciencia cierta por qué sino de un modo elemental y físico como el del campesino joven que de un salto cruza el río, tan abigarradas de sí mismas aunque en verdad el licor de que están ahítas no tenga nada de embriagador, tan insospechadamente en otro tiempo prepotentes sobre capitales extranjeras dotadas de dos catedrales y de varias colegiatas y de varios palacios encantados -un palacio encantado al menos para cada siglo-, tan incapaces para hablar su idioma con la recta entonación llana que le dan los pueblos situados hacia el norte a doscientos kilómetros de ella, tan sorprendidas por la llegada de un oro que puede convertirse en piedra, pero que tal vez se convierta en carrozas y troncos de caballos con gualdrapas doradas sobre fondo negro, tan carentes de una auténtica judería, tan llenas de hombres serios cuando son importantes y simpáticos cuando no son importantes, tan vueltas de espaldas a toda naturaleza -por lo menos hasta que en otro sitio se inventaron el tren eléctrico y la telesilla-, tan agitadas por tribunales eclesiásticos con relajación al brazo secular, tan poco visitadas por individuos auténticos de la raza nórdica, tan abundante de torpes teólogos y faltas de excelentes místicos, tan llenas de tonadilleras y de autores de comedias de costumbres, de comedias de enredo, de comedias de capa y espada, de comedias de café, de comedias de punto de honor, de comedias de linda tapada, de comedias de bajo coturno, de comedias de salón francés, de comedias del café no de comedia dell'arte, tan abufaradas de autobuses de dos pisos que echan humo cuanto más negro mejor sobre aceras donde va la gente con gabardina los días de sol frío, que no tienen catedral." (Tiempo de Silencio)




domingo, 21 de octubre de 2012

Alejandra Pizarnik




cuidado con las palabras
                                   (dijo)
tienen filo
             te cortarán la lengua
cuidado
            te hundirán en la cárcel
cuidado
no despertar a las palabras
acuéstate en las arenas negras
y que el mar te entierre
y que los cuervos se suiciden en/ tus ojos cerrados
cuídate
            no tientes a los ángeles de/ las vocales
no atraigas frases
                         poemas
                                    versos
no tienes nada que decir
nada que defender
sueña sueña que no estás aquí
que ya te has ido
que todo ha terminado