viernes, 23 de diciembre de 2011

Parques




—A veces beber cerveza es una salida a un día horrible.
—Sin duda.
—Últimamente no aguanto los parques, ¿sabes?
—A mí me ocurre lo mismo, parece de broma toda esta alegría.
—¿Y las palomas?
—Las mataría a todas.
—Las parejas besándose...
—Al verlas me siento tan ruin, tan triste, tan solo...
—Tú lo has dicho.
—Oye, por cierto, ¿por qué te dejó Raquel?
—Era guapísima, ¿eh...?
—Sin duda. Estaba como un tren... Pero, ¿por qué se fue, por qué te dejó Raquel? Nunca me lo has contado.
—Ni lo haré.
—¿Y se puede saber por qué?
—Porque no es asunto tuyo.
—Apostaría un huevo a que se buscó otro menda con más dinero.
—Perderías un huevo.
—Yo creo que no, era demasiado sofisticada para un tipo como tú.
—¿Sofisticada?
—Sí, se veía claramente que únicamente eras una parada en su camino hacia algo mejor.
—Estás un poco duro hoy, ¿no te parece? No sé si me está sentando bien tanta sinceridad de alguien al que consideraba mi amigo.
—Sí, puede ser, perdona, es la cerveza y este maldito parque. Y tanto sol.
—¿Te acuerdas de cuando te la presenté?
—Joder, claro; ella vestía esa faldita indecente y sus tacones más altos.
—¿Qué pensaste?
—Pensé matarte y largarme con ella.
—Pero qué dices, tío...
—Sí, se me pasó por la cabeza, de verdad..., un instante....
—Sabes, realmente nunca supe si me amaba o no.
—¿Nunca te dijo te quiero o algo así?
—Me lo decía cada mañana.
—¿Todas las mañanas?
—Todas... Menos la mañana en que se marchó.



No hay comentarios:

Publicar un comentario